Porque la Roca es Cristo… y yo ya estaba lleno de arena.

🌊 Los castillos de mi infancia
Hace varias semanas he querido escribir sobre lo que van a leer hoy. Estaba esperando estar listo… pero, ¿cuándo lo está uno para este tipo de verdades?
Ayer tuve una conversación con alguien, y algo hizo clic. Hoy estoy en la playa. Frente al mar. Con el corazón abierto. Y me animé por fin a escribir.
Cuando era pequeño, me encantaba ir al mar. (Aún me encanta, de hecho hoy estoy escribiendo desde aquí).
Me pasaba horas con mi balde, recogiendo arena para construir castillos. Grandes. Bonitos. Detallados. Tanto sol encima que por eso salí tan negrito 😄.

Pero entonces subía la marea… y ¡pum! Todo el esfuerzo se deshacía frente a mis ojos. No importaba cuánto me había esforzado… la arena no resistía.
Mi vida no fue tan distinta. Empecé a construir castillos… pero de arena. Porque mis fundamentos no estaban en la roca que es Cristo.
💔 Lo que temía entregar
No quería ser elegido por Dios como Pablo. Siempre anhelé una pareja, un hogar, hijos… Así que no ponía esas áreas como centro a Jesús. Tal vez porque temía que me las quitara. Las perdí. Por mis malas decisiones.
Anhelaba tener dinero, pero me asustaba lo del camello y la aguja. Quería tener el control, pero a Jesús… lo dejaba en la orilla.
También tenía miedo de conocerme emocionalmente. Explorar mi parte psicológica me asustaba. ¿Y si no podía controlar eso tampoco?
Siempre escuché que primero debía ser… y luego hacer. Pero yo solo sabía hacer. El ser —ese fundamento espiritual, emocional, invisible— me daba miedo. Porque no lo podía controlar. Ni manipular. Ni medir con resultados.
Hasta que lo que hacía… empezó a derrumbarse. Y ahí supe que no necesitaba más castillos. Necesitaba una roca.
📖 La parábola que me leyó a mí
«Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca…» — Mateo 7:24

Jesús habló claro. No dijo que la casa no se iba a mojar. Dijo que no se iba a caer.
Y el secreto era dónde estaba fundada. Y ahí entendí algo brutal: No era cuestión de cuántos ladrillos tenía… sino dónde los estaba poniendo.
«He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure.» — Isaías 28:16
Jesús es esa piedra preciosa. No es arena que se mueve, es fundamento que espera sin apuro.
🫥 Fui bueno construyendo fachadas… pero por dentro colapsaba
Mi identidad estaba en lo que hacía. Si lo hacía bien, valía. Si fallaba, me desmoronaba.
Era como una casa muy bonita, con iluminación cálida y frases bíblicas en las paredes… pero con grietas internas que nadie veía.
Spoiler alert: Jesús sí las veía.
Y no me derrumbó. Me abrazó. Me esperó hasta que yo mismo reconociera que el andamiaje no era la casa.
🪨 ¿Y qué significa construir sobre la roca?
No es solo leer la Biblia. Es hacer espacio para que Jesús me diga quién soy, antes de intentar demostrarle nada.
Es tener conversaciones incómodas con el alma. Es revisar las motivaciones reales: ¿Estoy haciendo esto por amor… o por miedo a no ser suficiente?
Es bajarme del trono de la autoexigencia, y sentarme a los pies de Aquel que me dice:
«Sin mí nada podéis hacer» — Juan 15:5
🧍♂️ Porque no se puede construir mientras huyo de mí mismo
Antes, cuando algo dolía… trabajaba más. Cuando algo fallaba… me exigía más. Como si tapar los huecos fuera lo mismo que sanarlos.
Jesús me llevó a mirar el terreno primero. A no empezar por las paredes… sino por el fundamento.
Y eso significó sanar primero. Reconocer heridas, pedir ayuda, escribir, llorar… dejar de fingir que la casa estaba en pie cuando ya solo quedaba la fachada.
🪜 Hoy, la base es Él. Lo demás… viene después
Ahora entiendo que el hacer viene del ser, no al revés.
Primero soy hijo. Primero soy amado. Primero soy sostenido.
Y desde ahí, si hay que construir, construyo. Pero ahora sobre roca. Sobre verdad. No sobre mi necesidad de aprobación, ni sobre el temor a fallar.
Y cuando vienen nuevas tormentas (porque sí, siguen viniendo)… ya no me llevan como antes.
📖 Versículo ancla
«Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.» — 1 Corintios 3:11
«Solo Él es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.» — Salmo 62:6-7
No tengo que correr. No tengo que demostrar. Solo tengo que habitar en Él.
💬 Cierre final
Tal vez tú también has vivido agotado, intentando demostrar que tu fe es firme… mientras por dentro el suelo tiembla.
Quizás, como yo, te diste cuenta tarde de que estabas construyendo desde el hacer… sin saber quién eres en Él.
Pero hoy puedes parar. No para abandonar la obra, sino para reiniciar desde la base correcta.
Cristo no te pide que termines la casa en un día. Solo que no la edifiques lejos de Él.
Y si hace falta demoler lo viejo para empezar desde el ser… créeme: vale la pena.
Si esta historia te recordó que también puedes empezar desde el fundamento correcto, compártela. A veces alguien necesita saber que nunca es tarde para dejar la arena y construir sobre la Roca.

Gracias Juanca hermosa reflexión . Yo también he pensado en todos mis pérdidas y fracasos y también he llegado a la misma conclusión . Nunca tuve a Jesús como el centro de mi vida o mi familia y a pesar de todos mis esfuerzos como madre , esposa y ser humano todo lo construí con mis fuerzas y no sobre la Roca por supuesto todo se cayó. Pero El es un Dios fiel que todo lo restaura y nos da nuevas oportunidades 😘 Gracias Juanca❤️