
🌅 Una nueva forma de orar
Últimamente he estado orando diferente. No solo pidiendo o lamentándome. Dando gracias. Cada día. Como quien necesita recordar lo que tiene… porque mi mente insiste en enfocarse en lo que me falta.
No es que sea un santo de repente. Es que me di cuenta de algo: si no alimento mi mente con cosas reales, se alimenta sola… y siempre elige lo que duele.
Una mañana cualquiera, mientras tomaba café, empecé a hacer la lista mental de todo lo que no había salido como yo quería. La relación que perdí. La familia que soñé y no tengo. Las cosas que parecían prometidas y nunca llegaron.
Y entonces me detuve. «Juan, ¿y si mejor das gracias por lo que sí tienes?»
No fue fácil. Pero empecé.
💔 Mi mente experta en pérdidas
No sé por qué, pero mi cerebro parece tener un doctorado en recordar lo que no tengo.
Es como si fuera un contador muy eficiente… pero solo de deudas. Nunca de activos.
La relación que terminó por mis malas decisiones. El hogar que imaginé y no construí. Esa sensación de que todos mis miedos al abandono terminaron cumpliéndose, uno por uno.
Y mientras mi mente hacía ese inventario de pérdidas, se me olvidaba algo básico: sigo aquí. Sigo respirando. Jesús no me abandonó ni en lo peor.
Pero es que es más fácil contar heridas que bendiciones, ¿no? Las heridas gritan. Las bendiciones susurran.
Y yo había estado escuchando solo los gritos.
🙏 Alimentando mi mente con cosas reales
Entonces empecé este experimento. Cada mañana, antes de que mi mente arrancara con su lista de quejas, le daba una lista diferente.
«Gracias porque desperté. Gracias porque tengo un techo. Gracias porque mi hijo, aunque no viva conmigo, está bien y me llama.»
Al principio se sentía forzado. Como cuando dices «Buenos días» sin ganas, pero lo dices porque es lo correcto.
Pero algo empezó a cambiar.
No es que de repente todo fuera perfecto. Sigo en proceso. Sigo con cicatrices. Sigo extrañando cosas que perdí.
Pero mi mente empezó a tener menos espacio para dramatizar. Porque estaba ocupada reconociendo lo real: Jesús no me ha dejado solo ni un solo día.
Y descubrí algo que no esperaba: dar gracias no era solo para Dios. Era para mí. Para recordarme que mi vida no es solo una suma de pérdidas.
☕ Gracias por lo que tengo hoy

Y empecé a ver cosas que antes ignoraba:
Gracias por el café de las mañanas. Suena tonto, pero ese momento de silencio con la taza caliente en las manos es mío. Y es real.
Gracias porque tengo trabajo. No es el trabajo perfecto, pero me permite vivir y ayudar a otros.
Gracias por mis padres. Que no solo son líderes espirituales, sino papá y mamá que me han acompañado en lo más duro.
Gracias por mi proceso de sanidad. Sí, incluyo la terapia, la medicación, los llantos… porque todo eso me trajo de vuelta a la vida.
Gracias porque ya no estoy en el barro de hace un año. No porque sea perfecto, sino porque Jesús me fue sacando paso a paso.
No es que haya dejado de doler lo que perdí. Pero ahora veo que también hay cosas que gané.
🤝 Gracias por quienes me acompañaron
Gracias por mi pastor, que me escuchó y me corrigió con amor cuando más lo necesitaba.
Gracias por mi psicóloga, que me ayudó a poner en palabras lo que dolía y me enseñó a sanar paso a paso.
Gracias por mi hijo, que aunque no viva conmigo, me llama, me cuenta sus cosas, y ahora compartimos el amor por Superman 😄.
Jesús usó personas reales para recordarme que no estoy solo.
🌊 Gracias por volver a sentir

En mi último viaje a la playa, pasó algo que no esperaba.
Sentí la arena en los pies. El agua fría tocando mis tobillos. Me quedé ahí, jugando con las olas como si fuera niño otra vez.
Vi los cangrejitos corriendo por la arena. Los caracoles en la orilla. El atardecer pintando el cielo desde mi ventana. La luna en la noche.

Y me di cuenta: estoy volviendo a vivir el presente.
Por mucho tiempo viví desconectado de todo eso. En piloto automático. Pero ahora puedo detenerme y sentir. Ver. Disfrutar.
No es poca cosa. Es recuperar la vida, día a día.
📖 Una verdad que me sostiene
«Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.» — 1 Tesalonicenses 5:18
No dice «da gracias por todo». Dice «da gracias EN todo». Hay una diferencia enorme.
No tengo que agradecer por el dolor. Pero sí puedo agradecer en medio del dolor… porque aún ahí, Jesús está conmigo.
💬 Cierre final
No te escribo esto como alguien que ya lo tiene resuelto. Te escribo como alguien que está aprendiendo a alimentar su mente con verdad en lugar de con pérdidas.
Tal vez tú también tienes una mente experta en contar lo que te falta. Tal vez también te levantas pensando en lo que perdiste antes que en lo que tienes.
Pero hoy puedes probar algo diferente: antes de que tu mente arranque con su lista de quejas, dale una lista de gracias.
No tiene que ser perfecta. No tiene que ser larga.
Solo tiene que ser real.
Porque cuando alimentas tu mente con cosas reales… descubres que Jesús ha estado ahí todo el tiempo.
P.D.: Si me ves contando mis bendiciones en voz alta, tranquilo… no estoy loco. Solo estoy alimentando mi mente con la verdad 😅.
Si esta historia te recordó algo bueno que tienes hoy, compártela. A veces alguien necesita una excusa para empezar a dar gracias.

Muy cierto y edificador
Gracias
Bendiciones 🙏